jueves, 27 de diciembre de 2018

La colaga (*)


Patricia, cuando era adolescente


La colaga (*)

La niña va por el miedo
de la colaga.
La noche es sombra.
La luna es vaga.
La brisa mueve en los chopos
un pulpo de ramas largas.

La niña va por sus tiemblos
de rosa y malva.
Los dedos de los espinos
se van cogiendo a su falda.
La ranas croan.
Los grillos cantan.
El pueblo duerme en sus gentes
un sueño hacia la alborada.

Y sola, sola, la niña
que vuelve a casa.

Un qué la asusta.
Un qué la espanta.
Un qué le sube
por la garganta.

Sus ojos, que miran fijos,
se le hacen aguas.
¿Quién es el que anda?
Una luciérnaga acaso,
un gato, alguna alimaña...

Corre que corre, la niña.
La niña corre y resbala.

Nadie la sigue.
Nadie o... la nada.
El corazón le palpita,
le trota el alma.
Huye que huye, al galope,
la niña de los fantasmas.

Llega a la casa.
Su padre espera a la puerta
con una vara.
Él se la enseña.
Ella le abraza.
¡Qué miedo, padre, qué miedo
por la colaga!

(*) Una colaga es una callejuela estrecha

Poesía elemental
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

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