martes, 8 de enero de 2019

Daniel


Daniel, Lago de Sanabria, Zamora, años 80


Daniel

1

Erizo de mil púas,
pequeño bicho,
tú pones mis cimientos
en entredicho.

Conoces mi secreto,
tirano imberbe,
pequeño renacuajo,
cagón de leche.

A ver, sanguijuelilla,
trocito de hombre,
persona chiquitita,
capullo en brote.

A ver si te reportas
y me respetas,
que aquí soy yo quien manda
y no a la inversa.

Que siempre en esta casa
yo he sido el jefe,
y tú ni te das cuenta
ni me obedeces.

¿O no tienes bastante
con dar la lata:
los mocos, las llantinas,
el pis, la caca...?

¿Qué quieres, taponcito,
aparte de eso,
que me hinque de rodillas
y te haga el perro?

¿Qué te haga mil zalemas
a cuatro patas,
en tanto me echas huesos
si tienes ganas?

Pues no verás tal cosa,
dictadorzuelo,
por más que tus ojillos
me miren tiernos.

De modo que no me hagas
más pucheritos,
ni me eches más el ojo
por el rabillo.


2

Así, respetuoso,
tranquilo y bueno,
callado, quietecito
y obedeciendo.

Si quieres, un poquito
podrás moverte,
o hacer alguna gracia
como haces siempre.

¿Y ahora qué te ocurre
que tanto callas?
¿No quieres que juguemos
ni dices nada?

No vayas a enfadarte
por lo que he dicho,
que aquí tú eres el jefe,
yo soy el niño.

Yo soy tu niño, niño,
yo soy tu siervo,
y te hago una jauría
no sólo un perro.

Poesía elemental
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

No hay comentarios:

Publicar un comentario